–Habría que saber quién impide fabricar las máquinas –dijo Colin–. Lo que falta, por lo visto, es tiempo. La gente pierde el tiempo en vivir y entonces ya no le queda tiempo para trabajar.
–¿No será más bien lo contrario? –dijo Chloé.
–No –dijo Colin–. Si tuvieran tiempo para construir máquinas, luego ya no tendrían necesidad de hacer nada. Lo que yo quiero decir es que la gente trabaja para vivir en lugar de trabajar para hacer máquinas que les permitan vivir sin trabajar.
[…]
–Vamos a hablar de otra cosa –dijo Chloé–, estos temas me dejan agotada. Dime si te gusta mi pelo…
La espuma de los días, Boris Vian
– No, no me gusta tu pelo – dijo Colin-. Me gustan las máquinas.
Bones festes! 🙂